lunes, 12 de diciembre de 2016

Escenario: Praga

La ciudad imaginada


Conservo la primera página del boceto inicial del guión. No tiene fecha, aunque sin duda la dibujé con veintipocos años a comienzos de los años 80. Es una composición sencilla, con un título y dos viñetas, dibujada a lápiz y llena de anotaciones y cambios que no se reflejaron en el guión definitivo. La primera frase del cómic era "La primavera de 1900 inunda Praga de luz" y la primera viñeta una gran vista aérea de Praga. Una ciudad de la que no conocía su historia y apenas sabía situar en el mapa de Europa. No había leído nada sobre ella ni había visto fotografías. Quizás la escogí por la sonoridad del nombre o tal vez por un recuerdo de infancia, que tiene algo de onírico y de trágico: una noticia de un Telediario, en 1968, en el que unos tanques rusos aplastaban algo llamado la primavera de Praga.

Sea como sea, lo más curioso es que imaginé la ciudad desconocida atravesada por un ancho río, con puentes antiguos y un castillo en una colina. Cuando empecé a buscar fotos de Praga, me sorprendió que el boceto coincidiera bastante con la realidad. El único detalle discordante es que habia situado el castillo en la orilla contraria, cómo si mi visión de Praga fuera a través de un espejo.

En los 30 años transcurridos desde entonces mi conocimiento de Praga aumentó un poco. Leí "La insoportable levedad del ser" de Milan Kundera, "La metamorfosis" de Kafka, la leyenda del Golem... con tales lecturas se fué construyendo el marco emocional de la ciudad en la que Milos, el protagonista principal, da un giro brusco a su vida.

Praga, 1987

Praga, 2009

Visité Praga en octubre de 1987 i en abril de 2009. Entre la destartalada resignación de la republica socialista checoslovaca y la almibarada metropolis turística de Chequia encontré muchas diferencias evidentes y superficiales. Pero hay algo más profundo, indiferente a las circunstancias temporales, algo oscuro que destilan muchas piedras y algunos rostros, algo que impregna de sutil desazón el alma del viajero.

Creo que fué Teresa Pamies quien dijo que cuando uno vive en Praga desea alejarse de allí y cuando está lejos desea volver. Supongo que se referia a la primera Praga que conocí, pero yo también lo aplicaria sin duda a la actual.

A pesar de todo, Praga enamora. Y sí, la primavera la inunda de luz y belleza. A pesar del peso oscuro de su historia.

En el primer viaje conseguí un bello libro de fotos antiguas. De algunas de sus imagenes amarillentas he rescatado las calles y personajes que rodean la conversación entre el doctor Levine y el joven Milos y las he iluminado con los colores de las fotos que hice en mis dos visitas.


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